miércoles, 3 de julio de 2013

VICTOR CANCINO UN GRAN JUGADOR PROFESIONAL Y LAGUINO DE CORAZON


Humilde, esforzado, aguerrido, evangélico, puertomontino y un gran deportista son las características de este ex futbolista que siempre se entregó con todo y dejó huellas en todos los equipos que defendió.
Algunos lo definen como un luchador, otros como incansable, pero en algo coinciden todos: humilde y buena persona.
Víctor Cancino Araneda debe ser uno de los mejores jugadores de fútbol que haya surgido desde el sur de Chile. El “Toco” comenzó su carrera deportiva en 1994, debutó en Deportes Puerto Montt, club en el cual se formó y jugó por casi diez años. Después pasó a integrar el plantel de Deportes Concepción.
Nació en Los Lagos, región de Los Ríos, el 27 de junio de 1972, hoy es padre y esposo de una familia que siempre lo ha apoyado en sus decisiones y que ha sido “clave en lo que uno quiere emprender. Que les guste lo que tú haces es muy importante, yo me saco el sombrero por ellos”.
Su vida no fue fácil, desde pequeño tuvo que trabajar ayudando a su padre y en sus ratos libres podía hacer lo que más le gustaba, el deporte y entrenar para llegar a ser profesional.
“Muchas veces las cosas no resultaron como uno quiere, pero nunca dejé de insistir por lo que mi corazón anhelaba y gracias a Dios, con esfuerzo y lucha, las cosas se lograron”, dice Víctor.
Dentro del campo de juego era un mediocampista bravo, de esos difíciles de doblegar y que la marca y entrega del balón eran su fuerte.


 Deportes Concepción

En 2002, fue transferido a Santiago Wanderers para luego firmar por Universidad de Chile, con quien fue campeón en 2004, siendo este el único título de Primera División obtenido por Cancino. Después de un ir y venir en ambos equipos llega a Coquimbo Unido donde jugaría dos años.
En 2008 vuelve a su querido Puerto Montt para disfrutar los últimos años de su carrera profesional. Cumpliendo sus metas, esforzándose al máximo y siempre agradecido de Dios, “Toco” terminó su amplio recorrido por el fútbol chileno en 2011.


Cancino, comenzó y finalizó su carrera en Deportes Puerto Montt.

Héctor Pinto, entrenador de Universidad de Chile en 2004, define a Cancino como “un luchador, porque es un muchacho que se entregó siempre por una causa, por los compañeros, por el equipo y la institución. Nunca bajó los brazos, es un ejemplo de la actitud que uno quiere de los jugadores”.
Cuando niño tuvo que trabajar ayudando a su padre en el taller mecánico que tenía. También en otras tareas del hogar como cargar leña y usar la pala. A los trece años partió a Talca a estudiar, luego de cuatro años volvió a Los Lagos. De ahí que fue formando su personalidad humilde y respetuosa pero que no se dejaba pasar a llevar por los demás.
Víctor se considera una persona correcta, siempre dispuesto a ayudar y de mucha fe. Es evangélico y todos los días trata de ayudar a otros. Comenta que “Dios es la fuerza que me mueve, mi razón de vivir cada día y trato de agradarlo siendo un buen esposo, amigo, compañero y director técnico, enseñando como corresponde a los muchachos y creo que Él es mi pilar fundamental”.

Coquimbo Unido

Desde joven fue haciendo las cosas para servir a Dios, en las buenas obras y en el deporte, donde se caracterizó por dar el máximo de sus capacidades. De no haber sido futbolista, asegura que sería “doctor, porque me encanta ayudar a la gente”.
La personalidad tranquila que lo caracteriza hizo a Víctor Cancino ser bien recibido y valorado en cualquier equipo que defendió, dando todo de sí y ganándose el cariño de los hinchas.
“Víctor era un buen compañero, una persona bastante humilde y sacrificada por el equipo donde jugó. Así lo hizo en Wanderers, se ganó el cariño de la gente, gracias a su trabajo y la humildad que tenía para enfrentar cada partido”, dijo Jorge Ormeño.
“Fue una carrera muy bendecida y exitosa en lo personal”
En toda su etapa de futbolista defendió cinco equipos, en los cuales demostró su sacrificio y ganas por triunfar. Cancino cataloga su carrera de exitosa “Con Puerto Montt subí el año 96 a Primera División. Con Deportes Concepción ganamos una liguilla y fuimos a Copa Libertadores el 2000. Con la U salí campeón el 2004. Con Coquimbo gané una liguilla y llegamos a semifinales. Con Wanderers clasificamos a la Sudamericana y jugamos Copa Libertadores”.

 Santiago Wanderers

Siempre ha sido destacado por su humildad y el esfuerzo realizado en su vida no fue en vano. Desde pequeño quiso triunfar y conseguir una carrera exitosa. Hoy vive en Puerto Montt y muchas veces se le puede ver tomando un colectivo que lo lleve a los entrenamientos de la escuela de fútbol que dirige u otra parte.
El hincha sureño se lo hace sentir, “siempre mojé la camiseta hasta el final y eso es algo que la gente admira, quizás por eso también el cariño que uno recibe y se agradece siempre”.
Jorge Ormeño, jugador de Santiago Wanderers y compañero de Cancino en 2002, lo define como “un hombre aguerrido. Era muy trabajador, serio, una buena persona, entonces siempre se relacionaba al igual que el resto y el cariño que le teníamos era por eso, por su bajo perfil y lo que entregaba dentro de la cancha”.
“Trato de no equivocarme para no ofenderlo”
Víctor es evangélico y como tal, se debe a Dios y agradece a Él todo lo vivido. Asegura que es su inspiración todos los días.
“Confiar en Dios en cada momento para mí es un pilar importante, sustenta mi vida, mi familia, mi carrera, lo hizo mientras jugué fútbol. Él es la fuerza que me mueve, mi razón de vivir cada día y trato de agradarlo siendo una buena persona”, dice Cancino.
Ormeño recordó que, cuando llegó a Santiago Wanderers, “venía de una buena campaña en Concepción, fue un buen refuerzo, nosotros habíamos logrado salir campeón el año anterior y llegaba para jugar la Copa Libertadores. Se quedó bastante tiempo por su buen rendimiento. Era algo que se veía venir, porque era un buen jugador, ya lo había demostrado”.


El "toco" Cancino fue Campeón con Universidad de Chile año 2004

Héctor Pinto agrega que a Víctor “le gustaba mucho la profesión y tenía muchos deseos de triunfar y de expresar lo que sentía. Para él, llegar a la U, un equipo grande que siempre está peleando algo, fue de mucho agradecimiento, por lo tanto siempre estuvo dispuesto a trabajar, a escuchar, a ayudar a cualquiera”.
Víctor Cancino, jugador histórico de Puerto Montt, un luchador incansable de la fe y el mediocampo que nunca se dio por vencido para lograr su sueño: “batallar por lo que mi corazón anhelaba”.




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